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jueves, 28 de abril de 2016

¿Me lo están diciendo a mi?

Me imagino sentado en el último asiento de una clase, tratando de pasar desapercibido porque no estudié nada, porque no entiendo y porque no me interesa la clase. La profesora hace una pregunta al alumnado y, en un abrir y cerrar de ojos, me señala y me dice, vos, Maximiliano Mozetic, respondeme ¿porqué el caballo blanco de San Martín era blanco?.

El párrafo anterior fue una manera de introducir el tema de las injurias y las obsesiones. Es importante no tragarse la bronca cuando alguien nos dice una injuria, por eso, para no quedarse pensando y masticando la bronca, conviene decir en voz alta una contestación, aunque el esquema expresado sea contradictorio. De la misma forma, aquellos pensamientos que nos molestan, producto de diálogos en el pasado con personas que nos injuriaron, deben tener una respuesta. Y esta se hace sacándola de la mente, por medio de la expresión, aunque sea al aire y solos.

Pensemos además, que no estamos solos, las vecinas, los transeúntes, las que observan por las ventanas de los colectivos, las autoridades de justicia, la familia, los que viven en la calle, etc. todos formamos parte de una comunidad, donde las paredes se derrumban y pueden jugar a favor o en contra de uno sus opiniones, pero a la larga siempre querrán el bien de cada uno.

Quiero hacer énfasis en las formas de dominación que predominan en el presente, en especial en la manipulación política y económica. Se utilizan para injuriar y calumniar a las personas y llevarlas hacia los intereses de los que tienen el poder.

Si todo esto te causó obsesiones, una solución es poner etiquetas mentales para que cese el contenido obsesivo. Consiste en decir en voz alta la etiqueta mental elegida (Si o No, por ejemplo), contestando a la obsesión. En un futuro cuando la mente acuda a la pregunta obsesiva, recuerde aquella etiqueta mental que pusimos de manifiesto.

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miércoles, 27 de abril de 2016

Azar, lo que no comprendemos

El "azar" que tenemos racionalizada por la matemática, deja de ser azar para los que conocen sus leyes, sigue siendo azar para los que no. El Azar siempre es ejemplificado por medio de la ruleta. Cuando el crupier arroja la pelotita sobre la ruleta, luego de haberla girado, la misma toma una trayectoria y rebota de diferentes formas, hasta alzancar un número. Si supieramos la fuerza y la dirección con que el crupier envía la pelotita hacia la ruleta, y las imperfecciones de la misma, sabríamos como rebotaría y por ende donde caería la misma. Hoy existen simulaciones computacionales que pueden resolver estos casos, con bajos errores. De esta forma, si el crupier pudiera medir la fuerza y la dirección del lanzamiento, conociendo la superficie y el terreno, la banca podría conocer de antemano cual sería el resultado. Los jugadores no, pensando que es imposible aquellos cálculos por parte del crupier y la banca.

Pero quiero plantear un azar todavía más amplio que el racionalizado por las ecuaciones matemáticas, aquel que es imposible de determinar de antemano sus disparadores y las condiciones.

Quizás la humanidad esté demasiado preocupada en controlarlo todo, cuando en verdad tendríamos que dejar de controlarlo para que este AZAR con letras mayúsculas nos guíe hacia mejores condiciones.

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Decodificando el lenguaje

Podemos interpretar la palabra como un código que activa un concepto en nuestra mente. Por ejemplo: La palabra árbol con sus letras a - r - b - o - l y acento en la a, conlleva el concepto de lo que vemos en la naturaleza con el aspecto de árboles.
El código [árbol] al ser escuchado, desencadena el pensamiento del concepto árbol. El código es una etiqueta del concepto. Entonces cuando hablamos enviamos y recibimos códigos que desencadenan pensamientos, y estos abren las cajas de los conceptos, ideas mentales.

Ahora bien, es importante encontrarle la vuelta radical al tema. Las palabras pueden ser fragmentadas como escribí en un post reciente. Y la pareidolia, aquello que parece aunque no sea el sentido original de lo dicho, también puede justificarse. Por lo tanto, podemos encontrar códigos dentro de los códigos, es decir, podemos estar decodificando las palabras. De esta forma, aquello que nos dicen puede tomar un nuevo significado, diferente al que nos quisieron transmitir, pero relevante para nosotros. En pocas palabras, asociar la palabra con un concepto diferente al original, con el que nosotros queramos.

Ojalá que cuando nos injurien podamos utilizar esta técnica para decodificar lo malo en bueno!, Mucha Merde, digo Mucha Suerte!!!

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lunes, 18 de abril de 2016

Fragmentación de las palabras

De la misma forma que fragmentamos la realidad para estudiarla, las palabras, aquella forma de expresión de lo que pensamos, también pueden fragmentarse. Dije aquella forma de expresión porque también nos expresamos corporalmente por medio de gestos.

La separación de los términos y las palabras, nos permite encontrar mensajes ocultos a simple vista. La cuestión radica en que sentido queremos interpretar estos mensajes. ¿Políticamente?, ¿sexualmente?, ¿religiosamente?, ¿filosóficamente?, etc.


Cabe aclarar que el sentido puede ser el convencional, entre partes, o propio. Aquella interpretación que le demos será la importante para lograr los objetivos propios y colectivos.

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Un diario que diga la mentira

Los medios de comunicación, llamados también el cuarto poder, tienen la responsabilidad de informar a las personas de lo que sucede en la realidad, aunque también de entretener y educar.
Hagamos el ejercicio mental de pensar en un diario que dice mentiras sobre los hechos. No lo que sucede sino que inventara noticias que no sucedieron.
Aquellas personas que creen que los noticieros dicen la verdad sobre los hechos, empezarían a repetir a sus vecinos lo que dijo este diario. Y sus vecinos porque le creen al vecino que es de confianza, también repiten lo que les dijo. Creándose una burbuja respecto de la realidad, una ola de rumores inexistentes en los hechos.
Muchas veces la economía se comporta de esta forma, con la formación de expectativas respecto a hechos que no existen. De esta forma, al revelarse la mentira, la estampida que se provoca respecto a una acción o instrumento financiero, provocan la caída o suba abrupta en los precios dependiendo de si fue bueno o malo el rumor.

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Agotar las instancias

Las tácticas discriminatorias son diversas, buscan denigrar la dignidad de la persona hasta el cansancio físico y mental, y pueden provocar enfermedades (en muchos casos permanentes). El centro de la cuestión radica en la discriminación de la persona, con el agravante del uso de la autoridad institucional sin justificación.

Considero en primer lugar que es importante hablar sobre aquello que nos duele a quien agrede.

En segundo lugar, si la autoridad no cambia su conducta, cuente a otra autoridad lo que sucede.

En tercer lugar, si no encuentran respuesta, hágase escuchar delante de la comunidad.

Sepan que las leyes existen para protegernos, acudan a ellas.

El mismo procedimiento es valedero para las causas de corrupción económica.

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Una defensa de la pareidolia

Al imaginar un círculo, la idea que se nos viene a la mente es perfecta, inigualable en la realidad. Podemos decir entonces que aquella idea perfecta, buena y bella es el mejor círculo que podamos ver nunca en la vida. Por lo tanto, todos los círculos hechos por el hombre y la naturaleza no serán perfectos, no tendrán esas propiedades matemáticas a las cuales nos aproximamos.
Si ningún círculo en la realidad es completamente un círculo, entonces nada llega a ser, en su sentido ideal. Son solamente aproximaciones. De esta forma, todo lo que observamos es a nuestro entender lo que parece, sin llegar a ser algo ideal.
Lo que parece, entonces, es lo valedero, sin importar lo que creemos que es. Aunque tendamos a construir en base aquellas ideas rectoras y que estas nos guíen.

Por lo tanto, toda la realidad es lo que parece y no tenemos que asustarnos de percibirla como lo que parece y no como creemos que es.

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Diálogo con la I.A.: Causalidad de Granger

 Un tema importante en Econometría es el de determinar que variable o variables explican uno o varios sucesos económicos. Cabe recordar que ...