Le propongo a quien esté leyendo que haga el siguiente ejercicio. Imagine que no está solo, más allá que físicamente no haya nadie a su alrededor. Escuche a su mente, ¿qué reflexión le plantea la mente?, ¿le hace bien ese pensamiento?. Entonces, intente dialogar con la mente en voz alta, aunque lo considere una locura. Puede repetir lo que dice la mente, contestar y preguntar. Pero olvídese de la gente que la rodea y que le dice cosas conscientemente. Puede considerar los sentidos, el entorno y aquello involuntario siendo parte del diálogo.
Cuénteme que le sucede. Pero recuerde, ¿qué es lo que quiere?, y ¿qué siente?. El Si y el No como herramientas serán fundamentales. Si tiene miedo con un pensamiento, diga que NO y muévase del lugar.
Encuentre su código. Si gobierna su mente, nadie lo vencerá.
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Hace unos días le comentaba a Luciana, mi mujer, que la hiperactividad y la depresión son dos derivados de la ansiedad. La hiperactividad es una energía positiva y la depresión una negativa. La idea es tender hacia el centro donde no existen excesos. Estas energías están de nuestro lado, quieren lo mejor para nosotros. Por eso es importante entenderlas, hacia donde nos quieren llevar. Es importante moverse y cambiar lo que estemos haciendo para que suceda esto. Si seguimos haciendo lo mismo que antes volveremos a sentir estas desagradables sensaciones.
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